viernes, 20 de agosto de 2010

Tenía los ojos vendados pero la felicidad que tenia en ese momento hacia que nada me importase.
‘Yo voy a guiarte’, recordé que me había dicho él mientras tomaba mi mano delicadamente hace un tiempo atrás, simplemente comencé a seguirlo desde ese momento.
Caminaba de su mano sin siquiera ver un destello de luz, pero él me guiaba y sentía que era todo lo que tenía, todo lo que necesitaba para ser feliz. De repente soltó mi mano, dijo ‘perdón, no quiero lastimarte’ y me empujó ligeramente.
Sentí que caía a un profundo abismo, pero ya era tarde para intentar salvarme. Cuando pude quitarme las vendas estaba en un profundo lecho cubierto de espinas.
Caer sabiendo que lo estas haciendo es una extraña y dolorosa sensación, sabes que tendrás un horrible final pero te das cuenta de lo que esta sucediendo y al menos la caída no duele nada.
Pero no se compara con caer de repente. Cuando caes de repente, caes tan abruptamente que el dolor es mucho más fuerte, sientes que ya nada te queda y toda esa felicidad que sentía se acaba como por arte de magia.
Mientras estaba en ese profundo abismo cubierta de heridas y espinas, miré hacia todos los lados para intentar de hallar una salida.
‘Es solo cuestión de tiempo’ me dije, pero luego pensé otra vez en ello… ¿Era solo cuestión de tiempo para salir de allí o para caer otra vez en un abismo?

No hay comentarios:

Publicar un comentario