sábado, 10 de julio de 2010

Son espinas que se clavan en nuestros corazones inevitablemente. Nos acarician suavemente, pero luego desaparecen dejando en nosotros heridas que sangran profundamente.
Son heridas incurables, nos dejan marcas que ni el paso del tiempo logra borrar. Son heridas del pasado que jamás se olvidan, solo se aprende a vivir teniéndolas.

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